viernes, 30 de marzo de 2012

LA DEPRESION DE MI ABUEL@




Es erróneo creer que es normal que los ancianos se depriman. Por el contrario, la mayoría de las personas de edad se sienten satisfechas con sus vidas. Cuando un anciano se deprime, a veces su depresión se considera erróneamente un aspecto normal de la vejez. La depresión en los ancianos, si no se diagnostica ni se trata, causa un sufrimiento innecesario para el anciano y para su familia. Con un tratamiento adecuado, el anciano tendría una vida placentera. Cuando la persona de edad va al médico, puede solo describir síntomas físicos. 


Esto pasa por que el anciano puede ser reacio a hablar de su desesperanza y tristeza. La persona mayor puede no querer hablar de su falta de interés en las actividades normalmente placenteras, o de su pena después de la muerte de un ser querido, incluso cuando el duelo se prolonga por mucho tiempo.
 
La angustia en los ancianos
En los ancianos es particularmente fácil confundir una depresión ansiosa con una neurosis de angustia. La angustia que aparece por primera vez en un paciente mayor debe poner al médico sobre aviso respecto a la posible existencia de una depresión.

El diagnóstico de depresión en el paciente anciano requiere la comprensión de cómo la depresión geriátrica difiere de la depresión de una población más joven, y de un diagnóstico diferencial preciso.
 
La reducción de los ingresos y de la capacidad física y la pérdida del apoyo familiar y de amigos, con frecuencia exigen cambios en el estilo de vida del anciano y, al mismo tiempo, reducen su capacidad, psicológica y fisiológicamente, para adaptarse a estos cambios. Estas circunstancias conducen con frecuencia a una pérdida de la autoestima y a sentimientos de inferioridad cada vez mayores. Presentan incapacidad física y, a menudo, problemas crónicos que producen un amplio rango de limitaciones y afectan la autoimágen. Hay una pérdida del sentido de la productividad que se produce a menudo con la jubilación o con la pérdida de las responsabilidades del hogar y, para muchos, además, hay pérdida de amigos, de familia, de la esposa, que en algún momento proporcionaron la vía principal para canalizar sentimientos de importancia. La pérdida de la autoestima se va profundizando rápidamente, pero, a menudo, sin el comienzo más específico que se observa generalmente en la población más joven. El autoreproche y la culpa no forman parte de la depresión de manera tan constante como en los grupos más jóvenes, pero aumentan las dolencias somáticas.

La mayor parte de los ancianos se presentan con problemas de índole orgánica, trastornos de la memoria y concentración y falta de impulso vital, distrayendo la atención del médico sobre la depresión y dirigiéndola hacia síndromes cerebrales orgánicos y afecciones somáticas. Aún cuando se sospeche la presencia de una depresión se requieren estudios de laboratorio adecuados y un examen físico minuciosos porque, especialmente en los ancianos, la depresión puede ser una manifestación de otras entidades de origen orgánico. Dentro del grupo de las afecciones que pueden producir o presentarse como una depresión se incluye el hipertiroidismo, hipotiroidismo, enfermedad de Cushing, enfermedad de Addison, diabetes, insuficiencia cardíaca congestiva, enfermedad de Parkinson idiopática, lesiones, neoplasias, desnutrición y fármacos (ver página 39). Aunque es necesario diagnosticar y tratar tales afecciones, la presencia de una patología orgánica concomitante o precipitante no debe detener el diagnóstico y tratamiento de la depresión. A menudo la desaparición de la depresión aclara el cuadro de la enfermedad orgánica, permitiendo tratarla con mayor facilidad o, de hecho, convivir mejor con ella.

El diagnóstico diferencial más difícil que debe hacerse en los ancianos es entre la depresión y la demencia senil.

Muy a menudo, cuando no se diagnostica o no se trata la depresión en los ancianos, se arriba a un diagnóstico equivocado de demencia senil.

viernes, 23 de marzo de 2012

NUESTRA FE



La fe no es visible

ni se la puede tocar:

Pero la puedes sentir en tu corazón.

La fe es lo que te afianza

cuando otros se resignan.

Es lo que te hace creer

en la bondad de los demás y te ayuda a hallarla.

Fe es confiar en un poder

mayor que el tuyo

y saber que pase lo que pase,

este poder te ayudara a franquear

lo que sea.

Es creer en ti

y tener la valentía

de defender lo que tu crees.

Fe es

la serenidad en la tormenta,

la determinación en

la adversidad,

y el amparo en las dificultades.

Porque nada puede tocar el alma

protegida por la fe.

- Barbara Cage

porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible.
(MATEO capitulo 17, ver:20)

JHONATAN, ESTAMOS CONTIGO!

COMPORTAMIENTO Y ALIMENTACION

El individuo X no desayuna nunca. Prefiere dormir. A media mañana tampoco come nada. Sigue en la cama. El almuerzo consiste en cuatro o cinco tazas de té con leche y dos cucharadas y media de azúcar. A media tarde, café con leche: tres o cuatro tazas. Siempre con azúcar. Al caer el día prefiere patatas y huevos regados con ketchup, dos rebanadas de pan blanco y té o café. Cinco tazas. Para cenar, otra vez té o café con leche, chuches, bollos y, si tiene dinero en el bolsillo, quizá tres o cuatro pintas de cerveza y unos 20 cigarrillos.

Ésta es la dieta, científicamente comprobada, de X, un joven condenado en 13 ocasiones por robar camiones de reparto. ¿Qué tendrá que ver una cosa con la otra? X forma parte de un experimento del profesor Bernard Gesch, investigador de la Universidad de Oxford, que desde hace años estudia cómo la comida basura o una dieta absolutamente delirante pueden estar directamente relacionadas con la violencia.

No es la primera vez que se mantiene una tesis semejante. Ya en los años 70 uno de los mejores expertos del Reino Unido en el análisis de los efectos que los ácidos grasos tienen sobre el cerebro, el profesor Michael Crawford -hoy en la Universidad Metropolitana de Londres-, vaticinó que las deficiencias alimenticias aumentarían los problemas mentales y de comportamiento.

Para sus pruebas, Gesch se valió de 231 voluntarios de la prisión de Aylesbury. A unos les cambió la dieta de forma radical: más vitaminas, minerales y suplementos de ácidos grasos esenciales (que no son fabricados por el organismo). A otros simplemente los trató con placebos.
 
Reultado fabuloso El resultado fue fabuloso: poco tiempo después comprobó que las reacciones violentas de aquéllos a los que había cambiado el menú disminuyeron un 37%. La otra mitad mantenía su comportamiento agresivo. Cuando el experimento concluyó, la situación en la prisión volvió a ser como antes: incontrolable.

En ningún caso se pretende ligar alimentación a violencia de forma absoluta, pero sí se trata de demostrar que, en cierta medida, la dieta está ligada a comportamientos violentos. Tal y como ha publicado esta semana el periódico The Guardian, el antiguo jefe de prisiones del Reino Unido, Lord Ramsbothan, ha mostrado su «convencimiento absoluto de que hay un vínculo directo entre la dieta y los comportamientos antisociales: una dieta mala provoca reacciones malas y una dieta buena las previene».

Es difícil aceptar un argumento tan categórico, pero los científicos que llevan trabajando en este campo durante años insisten en el papel que tiene el ácido graso Omega-3 sobre el cerebro. En Gran Bretaña hasta el ministro de Educación, Alan Johnson, ha planteado la idea de dar aceite de pescado en las escuelas. ¡Qué mejor fuente de Omega-3!

El profesor de Psicología John Stein, de la Universidad de Oxford, defiende su tesis: «Sólo hay evidencias remotas de que chicos sin problemas puedan beneficiarse del aceite de pescado». Eso sí, no le cabe la menor duda, revisando los estudios que se han hecho tanto en prisiones de EEUU como del Reino Unido, de que una alimentación deficiente está fuertemente vinculada con actos criminales, aunque los mecanismos involucrados no se conozcan bien.

De lo que se trata es de entender el efecto de los ácidos grasos esenciales -que no produce el organismo- en el cerebro. Las conexiones entre las neuronas contienen grandes cantidades de estos ácidos. Digamos que el que las conexiones sean correctas depende de neurotransmisores como la serotonina o la dopamina. El Omega-3 contribuye a que las membranas de las neuronas se vuelvan más fluidas y elásticas, permitiendo que la información fluya entre ellas de forma más eficiente.

Si lo que llegan son ácidos nocivos, los neurotransmisores no pueden acoplarse y funcionar adecuadamente y, como indican otros estudios, cuando el complejo sistema de neurotransmisores no trabaja bien pueden producirse efectos perversos. Niveles bajos de serotonina, por ejemplo, aumentan el riesgo de suicidio, depresión e impulsos violentos. Y quizá gran culpa de todo ello sea de la comida basura.

viernes, 16 de marzo de 2012

Relajación muscular progresiva de Jacobson

La relajación muscular progresiva es una técnica de tratamiento del control de la activación desarrollada por el fisioterapeuta Edmund Jacobson en los primeros años 1920. Jacobson argumentaba que ya que que la tensión muscular acompaña a la ansiedad, uno puede reducir la ansiedad aprendiendo a relajar la tensión muscular.
Jacobson entrenó a sus pacientes para relajar voluntariamente ciertos músculos de su cuerpo para reducir los sintomas de la ansiedad. También descubrió que el procedimiento de relajación es efectivo contra la úlcera, insomnio, y la hipertensión. Hay muchos paralelismos con el entrenamiento autógeno de Schultz, que fue desarrollado independientemente.
La técnica de Jacobson todavía es popular entre los modernos fisioterapeutas.

Pasos para relajarse

Sentarse en una silla confortable; sería ideal que tuviese reposabrazos. También puede hacerse acostándose en una cama. Ponerse tan cómodo como sea posible (no utilizar zapatos o ropa apretada) y no cruzar las piernas. Hacer una respiración profunda completa; hacerlo lentamente. Otra vez. Después alternativamente tensamos y relajamos grupos específicos de músculos. Después de tensionar un músculo, este se encontrara más relajado que antes de aplicar la tensión. Se debe concentrar en la sensación de los músculos, específicamente en el contraste entre la tensión y la relajación. Con el tiempo, se reconocerá la tensión de un músculo específico y de esta manera seremos capaces de reducir esa tensión.
No se deben tensar musculos distintos que el grupo muscular que estamos trabajando en cada paso. No mantener la respiración, apretar los dientes o los ojos. Respirar lentamente y uniformemente y pensar solo en el contraste entre la tensión y la relajación. Cada tensión debe durar unos 10 segundos; cada relajación otros 10 o 15 segundos. Contar "1, 2, 3 ..."
Hacer la secuencia entera una vez al día hasta sentir que se es capaz de controlar las tensiones de los músculos. Hay que ser cuidadoso si se tienen agarrotamientos musculares, huesos rotos, etc que hacen aconsejable consultar previamente con el médico.
  1. Manos. Apretar los puños, se tensan y destensan. Los dedos se extienden y se relajan después.
  2. Bíceps y tríceps. Los bíceps se tensan (al tensar los bíceps nos aseguramos que no tensamos las manos para ello agitamos las manos antes después relajamos dejándolos reposar en los apoyabrazos. Los tríceps se tensan doblando los brazos en la dirección contraria a la habitual, después se relajan.
  3. Hombros. Tirar de ellos hacia atrás (ser cuidadoso con esto) y relajarlos.
  4. Cuello (lateral). Con los hombros rectos y relajados, doblar la cabeza lentamente a la derecha hasta donde se pueda, después relajar. Hacer lo mismo a la izquierda.
  5. Cuello (hacia adelante). Llevar el mentón hacia el pecho, después relajarlo. (Llevar la cabeza hacia atrás no está recomendado).
  6. Boca (extender y retraer). Con la boca abierta, extender la lengua tanto como se pueda y relajar dejándola reposar en la parte de abajo de la boca. Llevar la lengua hasta tan atrás como se pueda en la garganta y relajar.
  7. Lengua (paladar y base). Apretar la lengua contra el paladar y después relajar. Apretarla contra la base de la boca y relajar.
  8. Ojos. Abrirlos tanto como sea posible y relajar.Estar seguros de que quedan completamente relajados, los ojos, la frente y la nariz después de cada tensión.
  9. Respiración. Inspira tan profundamente como sea posible; y entonces toma un poquito más; expira y respira mormalmente durante 15 segundos. Después expira echando todo el aire que sea posible; entonces expira un poco más; respira normalmente durante 15 segundos.
  10. Espalda. Con los hombros apoyados en el respaldo de la silla, tirar tu cuerpo hacia adelante de manera que la espalda quede arqueada; relajar. Ser cuidadoso con esto.
  11. Glúteos. Tensalas y eleva la pelvis fuera de la silla; relajar. Aprieta las nalgas contra la silla; relajar.
  12. Muslos. Extender las piernas y elevarlas 10 cm. No tenses el estomago; relajar. Apretar los pies en el suelo; relajar.
  13. Estómago. Tirar de él hacia dentro tanto como sea posible; relajar completamente. Tirar del estómago hacia afuera; relajar.
  14. Pies. Apretar los dedos (sin elevar las piernas); relajar. Apuntar con los dedos hacia arriba tanto como sea posible ; relajar.
  15. Dedos. Con las piernas relajadas, apretar los dedos contra el suelo; relajar. Arquear los dedos hacia arriba tanto como sea posible; relajar.